lunes, 18 de mayo de 2009

Cortázar inédito

Ay Julio, ¿qué fue del fuego? Eso me pregunto hoy, pocos días antes de que las librerías se llenen de nuevo de carteles promocionales con tu rostro y de ejemplares de lo que han titulado tus papeles inesperados. Ese material tuyo que no quisiste publicar nunca, que deliberadamente enterraste y, ahora que estas tú enterrado, va a ver la luz sin tu voluntad ni orden. Me viene a la memoria tu imagen Julio, tu imagen en televisión explicando como pedías insistentemente a tu madre que te devolviera aquella pequeña novela, la que escribiste cuando sólo eras un niño y de la que ella pensó en un primer momento que tú no habías podido escribir, que debías haber copiado de algún libro. Se la pedías para hacerla desaparecer, para hacerla pasto de las llamas, aquella cursi novela según tus propias palabras que siempre quisiste quemar y que tu madre celosamente escondía. ¿Qué más debimos quemar Julio, cuando aún quedaba tiempo?, ¿qué fue del fuego que hacía justicia?

martes, 24 de marzo de 2009

Andrés Neuman Premio Alfaguara

El escritor hispanoargentino Andrés Neuman ha sido galardonado con el premio Alfaguara de Novela por su última obra “El viajero del siglo”. Una obra extensa, compleja y de ambición literaria en palabras del jurado. Neuman ha recibido reconocimientos tanto como narrador como en su faceta poética, además de ser un extraordinario cuentista. Esta es la cuarta novela del autor tras Bariloche (Finalista del premio Herralde), Una vez Argentina (de nuevo Finalista del Premio Herralde) y La vida en las ventanas (Finalista del Premio Primavera). Sin duda una buena noticia.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Cien años de soledad

Si alguien me pregunta por dónde he estado este verano. Diré el nombre de varias ciudades reales, entre ellas, Macondo.

lunes, 18 de agosto de 2008

Deseando el día

Parece que el Sol no es ya lo que fue semanas atrás, que la piel resiste cada vez menos la desnudez, la falta de abrigo. Yo te lo negaba hace una semana cuando volviste al trabajo y tenías la sensación de que el verano empezaba a recoger sus abalorios de temporada, aquellos con los que había adornado el paisaje y el clima. Pero hoy soy yo quien te lo dice después de haber dormido por primera vez tapado con las sábanas y algo más lejos de tu piel. Tal vez los dos nos debimos dar cuenta anteayer, en la playa, el cielo se encapotaba un poco con delgadas nubes altas y el viento erizaba demasiado nuestra piel después del baño. Incluso tiritabas al nadar. Tal vez por ello, inconscientemente, empezamos a hablar del Otoño, e iban apareciendo en nuestro horizonte nuevas cosas que hacer, nuevos momentos que vivir. Hablamos del campo en otoño, de caminar por él durante todo el día los dos juntos. Algo que dejamos pendiente, algo que retomaremos. Lo fácil que nos resulta ahora hablar de nuestro futuro cuando sabemos que las cosas que planeamos se irán cumpliendo. Las estaciones han ido pasando sobre nosotros como ciclos durante este tiempo. Prueba de ello es que mucho de lo que deseábamos los dos en esa misma playa, hace solamente un año, ya se ha hecho realidad.
Esperemos entonces el Otoño como quién espera el día, sabiendo que viene siempre después de la noche.

viernes, 11 de julio de 2008

Playa de Levante. 10 de Julio de 2008.

Hoy la playa era enorme. La mar baja, y entre las dunas y esa línea de agua de la orilla parecía estar todo. Se diría que podrías caber entera, toda tú, tan menuda y tan inabarcable. La leve brisa era silbada por las nubes altas que no eran estorbo del Sol, mientras caminaba buscando una oquedad amplia, un agujero leve de arena donde dormir pensando estar en tu ombligo, donde cerrar los ojos para verte en esta tarde y que quedemos mirándonos como aves claras.

domingo, 8 de junio de 2008

Inocencia

En la azotea le esperaba su sitio tras la columna. Escapaba de los ojos de su madre y contemplaba a su vecina subir las escaleras, cargada con el aroma a tela lavada, aún vestida con la seda de su bata. Ya fuera, se desvestía y quedaba desnuda tendiendo como si fuera la única mujer sobre la Tierra. Las sábanas tendidas ondeaban y se pegaban a su cuerpo desnudo acoplándose a sus formas, soñaba entonces con abrazarla. Creía que ella se desnudaba sabiéndose sola. Pero una mañana, al subir a su escondite, encontró allí dulces que olían y sabían a ella.
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Relato ganador del Concurso de Microrrelatos Página2 (TVE). Marzo 2008.

sábado, 31 de mayo de 2008

París no se acaba nunca

"Después de vivir en París, uno queda incapacitado para vivir en cualquier sitio, incluido París"
John Ashbery


La segunda reseña literaria del mes va para el último libro que he acabado (anoche), y también para uno de los escritores que más he leído recientemente. Puede que este libro de Vila-Matas no vaya a formar parte de sus grandes obras (El viaje vertical, El mal de Montano o Doctor Pasavento), ni tampoco esté entre sus grandes libros de relatos (por encima de todos Suicidios ejemplares), y no lo estará porque ni es un conjunto de relatos, ni una novela. Tampoco son unas memorias aunque sea claramente autobiográfico, ni una trascripción de una conferencia como quiere su estructura hacernos creer. Es una particular apuesta narrativa en la que, a pequeños sorbos, el autor nos relata sus vivencias en el París más bohemio. Y digo a pequeños sorbos porque el libro, de sólo 233 páginas, está fragmentado en nada menos que 113 capitulo-fragmentos. Desde que lo empecé advertí que era un libro para disfrutarlo en pequeñas dosis. Además esas dosis las he espaciado en el tiempo (mientras que leía sólo unos fragmentos a la semana he leído también otras obras) y las he degustado como una taza de té bien caliente.

Descubrimos aquí un Vila-Matas más liviano y divertido que nunca. Con su humor irónico (verdadero tema central de la obra) y sin dejar de lado esa implicación que requiere del lector para que busque entre sus páginas lo que de verdad está en ellas. Tema delicado este de la verdad, en un autor que se ha convertido en su propio personaje literario y en el que ya es imposible separar realidad de ficción. Y tiene su lógica, mas cuando uno se enfrenta siempre a un libro de Vila-Matas sabiendo que va a leer una obra que utiliza la propia literatura como vehículo para narrar su historia. Algo ya indisoluble en la nueva narrativa hispana que quizás tenga en su máximo exponente al tristemente desaparecido Roberto Bolaño.

Dejo la recomendación ya aquí para que descubráis a este autor si aún no lo habéis hecho. Sería un buen comienzo iniciarse con este París no se acaba nunca, tal vez seguir con Bartleby y compañía y ya perderse de tal modo en su mundo literario, de personajes fantasmagóricos que deambulan por una ficción que puede que no sea tan ficticia.